Las creencias sobre la esperanza post mortem tienen su origen en un conocimiento intuitivo a través de la observación de los procesos de la Naturaleza, experiencias místicas y un sentimiento de unidad con el Universo, y aparecen en las creencias más primitivas, las enseñanzas herméticas o las filosofías orientales.
A lo largo de la historia, estas ideas han sido transmitidas a través del pensamiento simbólico, los mitos y las religiones: renacimiento, reencarnación, resurrección, el viaje, el más allá́, el alma, la inmortalidad, paraísos, infiernos, mundos celestiales o nuevas existencias desencarnadas.
En la actualidad asociamos la muerte al cuerpo, donde la muerte es el fin, y todas las creencias son ficticias o absurdas.
Pero, ¿y si estas creencias fuesen explicaciones simbólicas de una realidad que todavía no hemos alcanzado?
Según la teoría del Big Bang, el Universo tendría su origen en punto concentrado que se expande del Uno al Todo. Así, las ideas de ir al cielo o reincorporarse a las estrellas se pueden entender como una vuelta al origen.
En la teoría cuántica, todos los componentes de la materia y los fenómenos básicos que la envuelven están interconectados y no pueden entenderse como unidades aisladas, sino como partes integrantes del Todo. Además, el Todo estaría formado de la misma materia. Así, podemos relacionar las ideas de ir al paraíso con la dispersión de átomos que pasan a formar parte de la Naturaleza y del Todo.
Al adentrarnos en la materia, vemos que los átomos son vastas regiones de espacio vacío donde las partículas se mueven. Así, la masa es una forma de energía donde todas las partículas pueden transmutarse en otras partículas, crearse partiendo de la energía y desvanecerse en energía. Además, la energía total contenida en el proceso siempre se conserva, donde vemos las ideas de inmortalidad y continuidad.
Cuando dos partículas colisionan con altas energías, generalmente se rompen y aparecen como nuevas partículas creadas de la energía del proceso de colisión. Así, las partículas son al mismo tiempo destructibles e indestructibles, donde encontramos las ideas de duplicación y renacimiento.
La supervivencia del alma u otras existencias desencarnadas podría relacionarse con la teoría de la Reducción Objetiva Orquestada, donde la conciencia es información cuántica que, tras la muerte, vuelve al Universo.
Otras vidas o existencias podrían ser posibles con la hipótesis de los Muchos Mundos, donde el yo se desdobla al observar, generando dos realidades superpuestas y coexistentes. De esta manera, una vez muertos, podríamos seguir vivos en otras ramas cuánticas.
Este proyecto muestra una visión de la existencia como parte de un Todo interconectado y en constante transformación, y la muerte sería un cambio que algún día llegaremos a comprender a través de la ciencia, y también de la intuición.